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LOS EMPLEADOS PAGAN LA COSTOSA FACTURA DEL FRACASO DE LIBERBANK
Cajastur plantea un recorte de empleo mayor que el de Bankia para tapar sus agujeros




El proceso de fusión y de bancarización de las cajas de ahorros ha dado al traste con los números positivos que arrojaba hasta 2009 la gestión de Cajastur. Los errores de gestión cometidos desde entonces han culminado en el planteamiento que acaba de hacer público la dirección de Liberbank, el banco controlado por la entidad financiera asturiana, de un brutal recorte de empleo. Básicamente, el equipo dirigente busca hacer recaer en sus trabajadores las consecuencias de las equivocaciones cometidas por los directivos y denunciadas prácticamente en solitario por Francisco Álvarez-Cascos y FORO, ante el silencio cómplice o la cooperación directa de los partidos tradicionales asturianos. 
       La propuesta de la dirección de Liberbank supone un recorte mayor que el aplicado por Bankia y contempla como principal medida la suspensión de empleo para hasta el 60% de la plantilla durante los próximos tres años (2013-2015), a razón de hasta un 20% cada uno de esos ejercicios. Los trabajadores afectados pasarían a la situación de desempleo y no contarían con un complemento, como sucede cuando hay un ERE.
       Para quienes se libren de la suspensión también hay recortes: el equipo de Menéndez quiere que todos los empleados cuya retribución esté por encima de lo establecido en el convenio de cajas igualen su sueldo a lo establecido en el mismo, además de suprimirse dos pagas extra y suspenderse la totalidad de las ventajas sociales (seguros, aportaciones a planes de pensiones, ayudas para guardería y para formación de los hijos de empleados, etcétera) de las que hoy disfrutan.
       Asimismo, se plantea reducir la jornada ordinaria media hora cada día y cerrar las oficinas los jueves por la tarde, lo que supone una rebaja del 11% de la jornada anual, con reducción de los salarios en ese mismo porcentaje.
       Este impacto brutal sobre los trabajadores de Cajastur, sus asociadas Caja Extremadura y Caja Cantabria y el participado Banco CCM se ha anunciado poco más de una semana después de consumarse el fiasco de la fusión de Liberbank con la aragonesa Ibercaja y con Caja3. Ibercaja desestimó la operación tras conocerse los datos de las auditorías a los bancos españoles realizadas por la consultora Oliver Wyman. Ésta concluyó que, en el escenario adverso del test de estrés, Liberbank necesitaría 1.198 millones de euros, por los sólo 226 de la entidad aragonesa. La pregunta ahora es quién pagará el fiasco de las operaciones bancarias emprendidas por Manuel Menéndez. De momento, el recorte parece que va a salir en primer lugar de los bolsillos de los empleados, a la espera de que sus directivos encuentren fórmulas de capitalización.

Alerta hace tres años
Nada de lo que está sucediendo ahora es por casualidad, sino que tiene unos antecedentes claros en la operación política dirigida por el Banco de España en 2009 para que Cajastur, hasta entonces perfectamente saneada, absorbiera la insolvente Caja Castilla-La Mancha (CCM). Francisco Álvarez-Cascos, entonces alejado de la primera línea de la política, fue el único en denunciar, a través de dos artículos publicados en El Comercio en noviembre de ese año, bajo el título de «Cajastur necesita recuperar el norte», los riesgos de esa operación. 
       «Me pregunto quién ha metido a Cajastur en el avispero de CCM», planteaba el hoy Presidente de FORO, que realizaba el siguiente análisis: «Inexplicable es que, para superar una crisis mundial desencadenada por la existencia generalizada de activos tóxicos en las instituciones financieras, una de las más saneadas, Cajastur (2,61% de morosidad y 105 millones de euros de beneficio en el primer semestre de 2009), triunfe ‘comprando’ el más tóxico de los activos tóxicos españoles: CCM (18,71% de morosidad y 139 millones de euros de pérdidas en el mismo periodo)». Y concluía que: «El norte es crecer al servicio de los intereses generales de Asturias. Que nadie se equivoque: para atender intereses particulares, lejanos o ruinosos están otros; no las cajas de ahorros ni sus consejos de administración».
       En junio de 2011, aprovechando el periodo de interinidad previo a la toma de posesión del Gobierno de FORO, Cajastur celebró una asamblea para aprobar la segregación de su negocio bancario para integrarlo en Effibank, primer nombre del que luego se llamaría Liberbank. FORO advirtió de la jugada, que suponía trasladar a Madrid las decisiones sobre los ahorros de los asturianos. Las consecuencias están hoy a la vista. Pese a los tempraneros avisos de Álvarez-Cascos, Cajastur no ha recuperado el norte.